Corro a espiar tu sueño.
Rotundo, rítmico, bronco.
Me gusta dejarte dormir
así los espantos que me atacan,
no te muerden la paz.
Cuando despiertas ,
me arropo con tu cuerpo cálido.
Qué sería de mi sin tu amor valiente.
Solo nosotros conocemos la llaga de la angustia
en la garganta.
El Horror, espantando los sueños,
atacando la felicidad.
En ello , no nos vence nunca.
Maldito sembrador de horrores.
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