Soy una maraña de sentimientos enredados,
electrocutados entre si.
Cargo la culpa , como un madero
sobre los hombros,
el horror a contemplar impávida
el desamparo de los míos.
Hoy no soy la furia rebelde
de otros días.
He perdido la fuerza descomunal ,
esa potencia que hacía de mi
una ola imparable.
La tempestad , que derribaba barreras.
Quiero abrazarme a cualquiera , llorar.
Por el tiempo perdido.
Lágrimas culpables.
Insisto,
no existe medicación para este dolor.
He parido, no he criado y ahora se van.
No hice nunca nada útil por ellos.
Siento a lo lejos,
las miradas acusadoras de mis hijos.
No hice nunca nada útil por ellos.
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