Vistas de página en total

martes, 2 de septiembre de 2014

Con mis dedos de leona acariciaba tu pecho.
Muy suave para que mis garras no despierten tu cuerpo de pantera.
Yo  era un ave entre tus brazos.
Una pajarita triste cuando llegaste como un sol ardiente.
Nos amábamos con furor, con sed y hambre,
nos amábamos como dos animales en celo 
Al partir, quedaron las huellas de tus quemaduras sobre mi piel.
Tu recuerdo largo.
La certeza que nadie me amará con tu pasión desesperada.

No hay comentarios: