Vamos, poeta ,
Es tiempo de siembra y cosecha.
Aún tiemble el cuerpo ,
la cabeza arda,
mis dedos crujen en las teclas.
Como una locomotora
Mi voz dulce , invita , saluda
narra, encanta , convence.
Ataca mansa, amigos, enemigos
periodistas, tíos, primos.
La incesante actividad trae a mi mente
aquellos días de adrenalina ,
cuando las noches
brillaban como fuegos artificiales
el corazón en un puño.
La emoción latiendo húmeda en mis ojos.
Pan de cada día era la felicidad.
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