De un abrevadero de plata sacio su sed.
Una sed larga, de días áridos de cabalgata.
Su lengua seca, los dientes mostaza de semillas de girasoles.
Limpio, diente por diente con una esponja ahuecada como un queso suizo.
Una sed larga, de días áridos de cabalgata.
Su lengua seca, los dientes mostaza de semillas de girasoles.
Limpio, diente por diente con una esponja ahuecada como un queso suizo.
Rasqueteo su piel para recuperar el lustre blanco bajo
una costra parda de fango.
Amorosas y suaves mis manos,
humedezco su cabeza , la patas con agua tibia.
Las refriego de arriba hacia las coces
desde cada coz hacia el lomo.
Las refriego de arriba hacia las coces
desde cada coz hacia el lomo.
Ella , serena, erguida, inmóvil.
Su cabeza , el fino cuello tiznan amarillo intenso
de las muchas semillas de
de las muchas semillas de
Su boca babea de los muchos higos dulces de la higuera , de tantas semillas de trigo .
La barriga hinchada como para parir del banquete de sabores desconocidos, dulces y amargos. como en el paraíso de Adán y Eva.
Las coces heridas por los pedruzcos acerados de la montaña,
las cura el peón más antiguo.
Ya presta, inquieta, nerviosa quiere pasear .
No conoce de fatigas, ni heridas,
su pasión por correr arde por las venas de mi bella yegua blanca.
Ya presta, inquieta, nerviosa quiere pasear .
No conoce de fatigas, ni heridas,
su pasión por correr arde por las venas de mi bella yegua blanca.
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