Soy el pétalo frágil,
una flor temblorosa
humedecida de
lágrimas , estornudos
herida en el tuétano
el alma.
Padre.
Cuánto añoro tus palabras serenas.
Las órdenes dulces de tu boca sabia.
Tu estampa de príncipe,
nuestras risas burlonas
Eramos una dupla , padre e hija
en los dolores , el silencio nos abrigaba,
los días felices brillaban más que el sol.
Nadie pudo jamas separarnos,
ni la misma muerte,
pues tu espíritu inspira
dicta cada decisión,
consulto contigo,
cada día de mis días.
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