Celebro , evoco
imágenes, sonrisas
escenas graciosas.
Río, como reíamos, entonces.
Flashes,veloces ,incesantes,
uno tras otro como una película
invaden coloridas mi mente.
El era tan bueno,
sabias sus explicaciones,
dulce y exquisito
hasta cuando yo rompía las reglas.
Entonces me llamaba pericota
Y me descomponía el cuerpo.
Yo era su periquita ,
no tenía ojos para nadie más.
Lo atosigaba de besos y mimos.
Mis rounds de cariño los recibía
con una sonrisa,
que le iluminaban el rostro.
Aprendí la ternura de sus manos.
lecciones de amor al prójimo,
sin mirar su origen ni color.
A su partida fui presa de las fieras
de una selva desconocida.
Ellas tenían garras,
yo, no sabía defenderme .
Huí como una animal asustado
a refugiarme en muchos brazos,
lejos de sus ojos rabiosos,
los estallidos de furia.
La frialdad de una venganza,
postergadas por años.
Celebro, evoco,
recuerdos hermosos
de mi padre sabio,
exquisito.
Generoso,
médico de pobres
entre los pobres.
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