L, cae redondo al suelo,
su bastón disparado por la alfombra.
Aparatosas son sus caídas,
desesperantes los dolores
No se si serán los medicamentos
la artrosis,
que tortura sus rodilla
arranca lágrimas de sus ojos,
o sus piernas carcomidas.
El cáncer larva su piel
No lo sé.
Nadie se arriesga a operar
Dicen . él e fuma mucho,
se embriaga de gaseosas
nadie desea un muerto
en su expediente.
Cada día,
se golpea.
Ya cayó desde una distancia de dos metros ,
que rompió sus poco huesos en trizas,
el dolor carcome ahora su cuerpo entero
Lo ayudo con
mis pocas fuerza,
a ponerse en pie.
Compro sus medicamentos
es el alivio que él necesita,
Aún mezcle, luego
No pidan que presencie impávida su tortura
Confieso mi culpa.
Yo soy la autora del delito de aliviar
aún el doctor lo prohíba,
soy solo yo, quien lo dopa
contra el dolor.
Hiere hasta el tuétano
su padecer
la piel manchada.
Yo compro las píldoras.
Sea yo, apresada.
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