Atropellando, escapa el tropel de los caballos
levantando polvo ,
cegando el paisaje,
los ojos de los capataces.
Mi yegua blanca,
es pura sangre
que de tan blanca es azul ,
se aparta de la manada.
A ella
ni el polvo la ensucia
la fiebre pertinaz no consume sus ansias
de correr , bailar , encantar.
El fino cuello erguido ,
los pasos leves.
Inicia con ánimo nuevo su trote diario.
Piruetea, cabriolea,
corcovea .
Su grupa fibrosa
reluce al sol.
Tanto son sus giros,
las piruetas , ingrávidas, veloces
hacia las nubes la elevan
Sutil y tenue como es ella
baila, salta de nube en nube,
pintando de blanco azul
el cielo, las nubes.
A la distancia, es solo un punto
brillante, chispeante,
como una estrella nívea
girando alrededor de la luna .
Es mi estrella , la yegua,
gritan los niños
antes de dormir.
La yegua blanca, que de tan blanca es azul.
Brilla en el firmamento ,
deleita sueños infantiles
Ella es feliz.
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