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miércoles, 9 de abril de 2014


Si solo una caricia de tus dedos
entre mis cabellos
espantara a los fantasmas,
empeñados en torturar
mis noches y sus días,
Te pediría:
Rodea mis hombros,
con la fuerza de un titán,
Echa fuera a los demonios
dueños de mi angustia
Ahuyéntalos con el mismo fuego
que me ata a ti.

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