María regresó exhausta y decepcionada del asentamiento del pueblo más antiguo y fascinante del mundo, al menos en su modesta opinión.
Aquellos gitanos que conoció hace mil años, eran tan convencionales como cualquier ciudadano burgués.
La magia se esfumó.
Habían adoptado costumbres nacionales y para colmo de su sorpresa se dirigían con unos pañuelos ,que ella conocía tan bien, bailando el Cóndor Pasa, al estilo evangélico.
. Al ser cristianos , las mujeres no leían la suerte, entre otras prohibiciones de aquella religión que tan bien conocía María.
Ella también militó en la iglesia evangélica pero harta de su intolerancia y ese amor al dinero, se fue. Nadie de ellos la buscó, a pesar que ella apoyó incondicionalmente a esos vividores. Lo peor es que aquellas ignorantes declararon la muerte de su sobrina pues su hermana visitaba brujas. Insultaron su inteligencia al criticar que escribía libros pecaminosos por vanidad.
En la actualidad , la sobrina está completamente sana . Mantiene una relación buena con su hermana . Para completar la mezquindad , la acusaron a la Pastora, a quien María le envío el archivo de su libro. Ella oró sobre el libro. Lo aprobó. Sonrío.Y hasta nunca.
La fascinación de antaño pasó a ser indignación.
Se había perdido la música , cambiaron las costumbres de un pueblo ancestral . Y ahora los obligaban a hacer el ridículo bailando en comparsa un tema nacional, y sin ritmo alguno .
Los cristianos le lavaron la mente. Les mancharon el alma, sus tradiciones pero por sobre todo,
les coactaron lo más valioso, la libertad.
María no dudaba en reconocer que ella había encontrado paz en aquella iglesia.
Más la grey era tozuda y severa.
Allá ellos.
María oraba diariamente de rodillas pero ya no se sentía parte de un credo que maldice a los homosexuales, y culpan al demonio de todos los males de la sociedad.
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