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viernes, 25 de abril de 2014


Alicia se detenía en el umbral del edificio antes de emprender las 10 cuadras a su destino diario.
Era su saludo a la luna, y a  una estrella brillante que alumbraban la aurora.
Ella sabía que en la luna , vivía Dios y la estrella, un lucero ,  la morada de su padre.
Desde el cielo cuidaban sus pasos.

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