Alicia regresó feliz de su cita con la siquiatra. La sonrisa de esa joven doctora , su ternura al hablarle,
la derrotaba. Mañana ya podría volver a su amado templo. El gimnasio, donde encontraba paz , amigos, risas .
No, le importaba. Caminaría nuevamente antes de la aurora . Volvería ser la dueña absoluta de las calles solitarias y sus misterios.
No temía a la oscuridad y al silencio.
Las tinieblas la cubrían protectoras del mundo real.
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