Me refugio entre los pobladores desempleados de un asentamiento olvidado hasta por ellos mismos.
Conversamos de justicia social, de sindicalismo , de aquellos anarquistas peruanos, que hicieron historia. Podríamos pasar días charlando con un té frío en la mano y unas galletas que yo aporto al grupo. Entonces los políticos eran puros y se luchaba con fervor . No existían las componendas ni la corrupción de estos días . Los trabajasdores se agrupaban en sindicatos, que a su vez se reunían con sindicatos más fuertes a recibir conferencias de los propios ideólogos. Yo no había nacido en esas épocas pero siento una nostalgia lánguida de no haber presenciado esos coloquios magistrales.
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