El sol estalla inclemente sobre mi espalda desnuda. Espalda de estudiante, de quien no trabajó nunca al aire libre, menos cargando picos y palas. No me importa. Prosigo la labor de cavar los cimientos de mi futuro hogar, una barraca muy cerca del río y el tren , entre la maleza y los maizales. Ya escucho el canto de los patos en la laguna.
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