Camino por caminos secretos, y siento la libertad de una expedicionaria. El privilegio de aventurera que halla lugares que nadie busca, que nadie valora.
Voy sin rumbo por sendas polvorosas bordadas de árboles famélicos, entre charcas de agua , sin pobladores a la vista. Luego , ya con la experiencia entiendo que ellos trabajan reciclando, arreando bultos, en labores que nadie quiere ocupar . Son pobres entre los pobres , viven en asentamientos humanos, cercanos a los botadores de los carros de basura donde pelean sus bocados diarios con los chanchos. En pleno corazón de una ciudad pudiente, donde circulan
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