Tres noches en blanco
a cuestas,
mi mente galopa como
una carrera salvaje de caballos
tropezando entre sí,
golpeando ideas,
confundiendo el orden,
la meta con la partida.
El olvido se come las palabras, los recuerdos.
Mis ojos,
pobres pupilas gastadas de escribir bajo la tenue luz de una lámpara.
Tú, reposando en santa paz ,
al lado de un río rumoroso.
luego del estropicio.
Una noche de sueño hondo,
sin sobresaltos.
por favor ,
es lo único que reclamo.
Un abrazo de valor para saltar al lunes.
Tu calor amado.
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