Clamé al cielo,
prendí mil velas,
hincada,
los ojos entrecerrados,
Oro por escuchar
tu voz
de río rumoroso,
alegrando cada poro
de mi piel.
La sonrisa amplia
aquel encanto de risa,
que marcó con fuego
mi verano
hace ya tanto.
Estamos en junio
el día brilla.
en esta extraña ,
triste primavera.
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