Muchachito del demonio, confiesa ,
de una vez , por todas.
Yo leo tus pasos en el vaso de agua sobre mi mesa de noche.
Te he visto claramente clamar a tus tías por un embrujo a mi persona, por amor a un dinero que ya se extinguió.
Aquellas ancianas vestidas de luto eterno,
sentadas a la vera de tu tierra son hechiceras.
Ellas fuman tabaco, golpean, el piso
a cada bocanada de humo, escupen , maldicen mi nombre , y continúan el rito sin fin
Por un tiempo cambiaste mi suerte.
estuve en tus manos.
A mí me cuida ahora el más grande de todos.
Desde el cielo , su espíritu
me dicta al oído tus planes siniestros.
No insistas, contra él nadie puede.
Empuña su arma , envía a sus ángeles
Eres una sombra ,
una ingrata sorpresa,
como descubrir un insecto peludo bajo de mi almohada.
Lo siento, pero yo recurro al Dios de dioses ,
tú , al maligno.
Te he ayudado demasiadas veces.
Mentías para hundirte noche y día en las cantinas malolientes en tu tierra natal.
Desde la resaca , tirado en la playa , gritabas por dinero, para más licor, y olvidar de tu pálida realidad .
Por amor a Dios, ayuden al poeta enfermo.
Tú no eres ni poeta ni enfermo
Confiesa , te dejaré libre de mi embrujo.
No aparezcas más.
Yo sabré de tu arrepentimiento.
Te dejaré ir, libre,
sin memoria.
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