Al alba , tu puñalada traspasó mi carne.
En el gimnasio sudaba sangre,
por mis venas corrían ríos de sal.
Ay niña , temo tu odio
esa mente estrecha,
tu ignorancia
esa codicia criada en noches
sin vestidos caros.
Eras mi paloma
madre de aquella
palomita amada
que no veré más.
El peligro acecha
la sangre de mi sangre
me entierra viva.
En cualquier momento,
siempre a traición.
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