Es entre esta gente , desempleada , habitantes de casuchas de zinc, donde me siento más a gusto.
Desempolvo mi sillón azul, que fuera parte del mobiliario de la primera clase del vagón del tren, y me tumbo a contemplar el devenir de unas vidas tan ajenas y admirables. Luego, recogo ramas secas de unos árboles famélicos que circundan , solo para sentirme útil y poder mirar a cada uno a la cara y saludarlo por su nombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario