Dejamos atrás nuestras tierras, con un grito raspando en la garganta , un lamento mudo, pues a salto de mata y contra ejércitos nadie grita, nadie protesta a viva voz. Pasamos encubiertos, familias desmembradas , colgados de andenes, atravesando mares, desiertos.
Somos los apestados de este siglo, expulsados de todos los países, sin un metro cuadrado para dormir mientras los perros nos acosan para cazarnos como animales.
Nuestros hijos, nuestros padres ¿ donde quedaron en este tránsito infernal hacia ninguna parte ?
Viviremos algún día sin importar credo, raza en una tierra propia y cantaremos un himno de victoria bajo las estrellas .
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