Amo los cementerios de trenes, polvorientos y marginados de la ciudad,
Un día aciago, el río inundará los vagones y se hundirán en el río hasta alcanzar la corriente del mar.
Serán fierro sobre fierro, irreconocibles unos de otros.
Nadie los volverá a ver nuevamente.
Nosotros sí los recordaremos con el corazón pleno de recuerdos felices.
Guardan en sus muebles , en cada asiento , un pedazo de nuestra infancia.
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