Enumero los nombres que solías mascullar.
Agur, Lamir, Evor.
Grito tus nombres en el bosque,
así el eco de las ramas de los árboles los llevaré hacia tu oído.
Y mi voz, herida de amor, clamando por tu regreso.
Algún día te veré galopar como antes ,
me envolveré en tu cintura.
No nos separaremos más.
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