Dime tú poeta, hermano, amigo,
¿ cómo mirar el cielo y escoger nubes sin rostro ?
Nubes blancas como la sonrisa de aquella niña lejana,
dime tú, ¿ acaso podré caminar, correr sin mirar el cielo?
Las nubes son traicioneras, aparecen , desaparecen,
y uno, el alma en vilo, aguardando desde la aurora hasta el ocaso.
Enhebro cada rabo de nube por el ojo de una aguja y soplo al infinito.
Y así, sucesivamente hasta desaparecer cada nube que vea.
He de librarme de la tristeza de estas fiestas crueles a cualquier precio.
Soplar rabos de nubes, de aquellas con caras de mi niña querida.
Incendiar el cielo con hogueras gigantes.
He de librarme de la tristeza de estas fiestas crueles a cualquier precio.
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