Dime tú, poeta, hermano, amigo o enemigo, conocido,
¿ cómo afrontar la noche rodeada de desconocidos sin tambalear el cuerpo
ni sentir que el piso se abre bajo tus pies, envueltos en espantosos zapatos de tacones?
He olvidado mis finas maneras, y proclamo mi desprecio por las personas que alardean de dinero.
No sé , he olvidado conversar de asuntos de gente rica y mis temas son más propios de medicinas
y clínicas de reposo.
Sé que ellos nos miran con curiosidad por ese motivo,
Nos temen y a la vez, sienten pena por nosotros.
Ese es el verdadero motivo de su invitación.
Limpiar su conciencia y tener como atracción estos dos seres curiosos para diversión de los invitados.
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