Un sabor amargo, una tristeza honda invadía el cuerpo de María.
Qué sería de Carlita? Dormiría ella también con plásticos para guardarse del frío? Entre cartones , en una sola habitación ?
Sentía pena al pensar en su inmerecida vida privilegiada, que no fue siempre, Hoy por hoy se dedicaba a escribir y no tenía que estar 8 horas sentadas en lugar de terror que fue para ella , el Museo.
De esa experiencia terrible solo rescata conocer a Ana, el inicio de un amistad sólida, incondicional
Pero fue al final de su vida de oficina.
María disfrutó tanto su paso por la Uni, los sindicatos, los científicos, todo ello era tan deseado y nuevo para ella, que agradecía con una sonrisa permanente al destino, a la vida , a Dios de colocarla en ese lugar donde la libertad la estimulaba a promover , crear, escribir . Bajo la tutela del rector, un hombre brillante.
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