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martes, 1 de abril de 2014

Un sabor amargo, una tristeza honda invadía el cuerpo de María.
Qué sería de Carlita? Dormiría ella también con plásticos para guardarse del frío? Entre cartones , en una sola habitación ?
Sentía  pena al  pensar en su inmerecida   vida privilegiada, que no fue siempre, Hoy por hoy  se dedicaba a escribir y no tenía que estar 8 horas sentadas en lugar de terror que fue para ella , el Museo. 
De esa experiencia terrible  solo rescata  conocer a Ana, el inicio de un amistad sólida, incondicional 
Pero  fue al final de su vida de oficina.
María disfrutó tanto  su paso por la Uni, los sindicatos, los científicos, todo ello era tan deseado y nuevo para ella, que agradecía con una sonrisa permanente al destino, a la vida , a Dios de colocarla en ese lugar donde la libertad la estimulaba a promover , crear, escribir . Bajo la tutela del  rector, un hombre brillante. 

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