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martes, 1 de abril de 2014


Soy la dueña absoluta de mis días
y sus noches.
Conozco mi destino y sus misterios.
Lo determino a voluntad trazada en tiza blanca.
No bucearé hacia a las profundidades marinas
en pos del cofre oxidado del pasado
pues abandonarlo
marcó mi piel.

Hoy recibo el día con la cara limpia.
Camino segura por la empalizada de buganvilias
turquesas, rosadas y violetas,
Mil colores cubren mi sombra.
Aspiro con deleite la fragancia de los jazmines,
que asoman a mi ventana.
Un pirata susurra canciones de amor.
Sigo la ruta divertida con mis tareas.
Es mi deber
La mirada fija en la meta.

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