Y de pronto fui poseída por la risa de una dulce locura,
de aquella sin culpa, ni traición,
libre como debe ser la amistad, el amor pasajero,
el verdadero, el de los espíritus que se encuentran
en el tiempo y el espacio y se buscan y se dan
el derecho , la obligación de ser uno sin ataduras,
pero con una unión perfecta de almas y mentes
y cuerpo .
Como debe ser, como debió ser siempre
el amor, sin culpa ni ataduras ni mañana ni ayer
con alegría y risas de la dulce locura.
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