Arreglé mi cabellera revuelta
para poder ver,
limpié la arena pegada a mi cuerpo,
bebí unas gotas de agua dulce,
unas pasas comí,
arranqué los recuerdos de mi alma
aquellos que herían como clavos filosos,
marché con el corazón sangrando
hacia la ruta de la paz.
Fue tan solo un accidente de carretera.
No pienso más en él,
Lo borro de mi cabeza con el sol.
Continúo la marcha firme y segura.
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