Un día perdí los labios, los ojos y las fosas nasales.
Los pómulos eran los lugares favoritos a golpear.
Denuncié a las autoridades el atropello.
Nada hicieron
Hasta que no me disparó tres balas a mansalva,
pude escapar del infierno.
Valió la pena el dolor,
soy fuerte, nada me doblega.
No hay comentarios:
Publicar un comentario