A tus pies, es un decir, a tus patas arrugadas , con verrugas y protuberancias , yo me inclino y beso.
Adoro tus patas, tus piernas gruesas, malformadas por tantas batallas y huelo el hedor excitante del sudor que despiden tus zonas pudendas. Y nace el deseo incontenible, las ganas de devorar, arrancar con mis dientes y me contengo.
No tendría más placer y yo te amo, además.
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