Con alas de fuego llego a ti, me envuelvo, pequeña y frágil en tu cuerpo gigante.
Despierto tu sueño pesado con mis besos que parten tu boca hasta sangrarla.
Remoloneas, me tomas sobre tu torso. Inicio el meneo infernal, mi cabellera acaricia tus rodillas,
tu pecho descomunal y enloqueces de placer. Somos dos dementes poseídos de un placer nuevo, distinto cada vez.
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