Y mientras la realidad se enrarece, las bombas estallan, y en el Callao asesinan a una niña inocente,
yo no tengo más valor que abrazarme a un árbol , llorar de impotencia, clamar a Dios,
mi terror egoísta, mi triste miedo porque no sé cómo afrontar la verdad.
Solo sé correr, escribir unos pobres poemas , llorar cobarde y huir , escapar siempre.
Hoy mi madre cumple ocho años de fallecida y ni una oración he dedicado.
Tengo terror de la culpa , de recordar lo mala que fui y ya no es tiempo de remediar nada.
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