Tomo el ramillete de humildes violetas salvajes, las huelo y están frescas aún.
Tus pasos deben estar cerca al bosque o quizás me contemples desde tu escondite.
He aprendido a respetar tus caminos aún rompan mi alma.
Surge la esperanza en mi de un pronto regreso, de una vuelta repentina que abra el cielo para mi y cante mi corazón, otra vez.
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