Enhebré las lunas llenas de noches solitarias, me hice un collar luminoso para llamarte en silencio.
Aguardé tu regreso entre árboles y flores.
A tu vuelta retumbó el bosque y mi corazón.
Seguiste la ruta de las lunas llenas, llegaste ávido de amor y te colmé de placer.
Volvimos a ser uno, mugiendo, chillando de gozo, deseando para volver a amar sin tregua.
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