Ya tengo roto los zapatos de tanto ir y venir, de tanto médico , de tanta consulta.
Nadie escucha mis razones, nadie ve a las horribles hormigas que torturan mi vida,
y eso que tengo ronchas rojas por su paso por mi cuerpo todas las noches.
Ni una sola he dormido completo desde que empezó este martirio.
¿ Cómo hago para que las vean chiquititas y rojas, voraces y veloces recorrer mi espalda.?
Mi pobre pecho que solía erguirse soberbio aún los años.
Hoy es el espinazo de un ave , de un gallinazo diría yo, y de mirarme lloro de pena.
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