Me interné entre velos y fuegos eternos en pos del origen de mis sueños.
Solo hallé étereas telas, velas humeantes,
tinieblas que envolvían la noche y luz brillando al inicio del día.
Conocí un pedazo de la tierra de los sueños,
muy pequeña, limitada para mi imaginación voraz.
Por la noche, vuelvo por mis pasos a conocer la profundidad del secreto, armada de valor y curiosidad.
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