Despierto a los dulces calores del amor
sé cuan dichosa soy ,
más no olvido los dolores de mi pueblo.
Una tierra se desangra, los niños lloran a unos padres ,
que ya no volverán.
Serán errantes eternos, sin tierra, sin padres , con recuerdos remotos
y una rabia que corre por sus venas, a punto de explotar.
Son niños apenas, pero han bebido de la amargura y la desesperanza.
Sus ojos han presenciado impávidos la muerte y el vuelo de las
aves de rapiña.
Son niños apenas pero conocen el lado del mundo más amargo,
y juegan a la guerra con armas de verdad.
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