Tantas medicinas me dan aquí que pienso que ya parte de las malditas hormigas se habrán ahogado pero no. Las escucho caminar apenas se va la enfermera , sus patas veloces recorren mi pescuezo,
mi pecho, cada vez más avezadas para avanzar por mi cuerpo. Los doctores siquiatras no logran ver ninguna y más bien me dan más y más medicinas. Si no logran ver a las malditas , entonces es por gusto que yo esté internada y me den ese mar de medicinas . La verdad no sé que hacer.
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