No existe más lugar para la oscuridad en mi cuerpo.
Se agotó la dosis de partículas grises en mis venas,
de flores marchitas colgando de mis labios.
Soy una mujer pequeña para resistir el peso
del caudal tormentoso,
de mi propia sangre densa.
Mi boca tiene el sabor al azogue.
No existe más lugar para la oscuridad en mi cuerpo.
Desde hoy seré como las flores en pos de la luz.
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