Son mis brazos,
delgadas fibras de filoso vidrio,
que se elevan hacia el cielo o
descienden a los infiernos
Quien roza mi plumaje,
hiere su piel.
No derrames tu sangre por una caricia.
No vale la pena, mi amor
Búscame en la aurora y contempla mi vuelo.
Esa será nuestra felicidad.
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