Son mañanas como hoy
cuando el ataque de los insectos del insomnio de la noche anterior
reviran mi carácter
las horas se me hacen duras
Todo lo veo un océano de penurias.
Salgo a la calle,
encuentro a la mujer que perdió a su único hijo
arreglando los cartones donde pasó la noche.
Al viejo que ahora va en silla de ruedas sin nadie ,que lo ayude.
La rabia sube como espuma por mi cuerpo ,
me lavo la cara, y maldigo mi egoísmo ,
Mi espantosa crueldad para con los demás.
Yo, una niña bien que duerme en su cama,
afuera mis vecinos a la intemperie.
Así y todo no quieren una revolución en este país?
No hay comentarios:
Publicar un comentario