Aquella mujer que camina dando tumbos
ha arrancado los ojos de sus cuencas.
Arrancó sus vestidos,
sus cabellos de raíz,
sus pasos suenan huecos.
Loca y harapienta ha perdido el rumbo,
Sin hogar ni refugio,
vaga por trechos encendidos
en noches de faunos salvajes.
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