Aquella mujer lleva una toca y pugna por cuidar los autos en la acera
. Solía ir acompañada de su hijo, un chico de mediana edad, retrasado o drogado, nunca se sabía Ayer pregunté por él pues hacía tiempo no escuchaba sus gritos al convulsionar ni los gritos de su madre al reñirlo . Me contaron que había muerto de frío,.
El frío , la maldita humedad de Lima había corroído sus pulmones.
Una madrugada calladito se lo llevó .
La madre sigue peleando por cuidar los carros y ganar unos centavos.
La miró largamente. Su mirada es hueca.
Aquella mujer lleva una toca y pugna por cuidar los autos en la acera.
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