Son días como hoy,
cuando me visita la tristeza
con sus patas de insecto
o muerde el alma
la herida dulce
de la nostalgia,
odiosa por dolorosa,
Contra ella no existe más cura:
Salir a la calle a buscar los pasos
perdidos y regresar con las manos vacías
a seguir mirando las ventanas con la mirada perdida.
No queda otro remedio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario