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sábado, 8 de agosto de 2015

Con descuido, salpico
 mi cabellera húmeda frente al espejo,
Las gotas  de agua  dispersas por mi espalda,
alcanzan los hombros 
y son  lluvia menuda sobre las rosas de mis senos.
Quedo absorta ante la visión de mi piel erizada por el frío
y la caricia sutil de aquellas menudas gotas de agua.
Cubro mi espalda más mi vientre  despierta cálido e inquieto, 
se agitan mis caderas
e inician su danza ululan-te 
en este invierno frío  mil veces maldito.



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