Con descuido, salpico
mi cabellera húmeda frente al espejo,
Las gotas de agua dispersas por mi espalda,
alcanzan los hombros
y son lluvia menuda sobre las rosas de mis senos.
Quedo absorta ante la visión de mi piel erizada por el frío
y la caricia sutil de aquellas menudas gotas de agua.
Cubro mi espalda más mi vientre despierta cálido e inquieto,
se agitan mis caderas
e inician su danza ululan-te
en este invierno frío mil veces maldito.
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