Mi cuerpo amaneció vestido del rocío del celo
y mis manos y pies eran pezuñas y garras.
De mi boca, un grito de guerra ,
como una llamarada de fuego.
Como la loba que soy, ataqué una pieza grande,
Satisfecha con mi caza de esta mañana ,
voy en pos ahora del macho que me cubra,
Corro a campo traviesa,
pues lo he divisado entre los follajes.
Nos olfateamos , nos lamemos , nos amamos con furor.
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