Enérgica, Mujer, coloca en el agujero de tu pecho el alma ,
esa de enfrentar a los animales salvajes en el monte,
a tus propios miedos, que son los peores.
Aquella alma, que no conocía el miedo ni los espantos.
Tus músculos de felino se atrevían a las noches cerradas.
a los espantos entre el follaje.
Ha llegado tu hora, saca la fuerza y el espíritu indomable.
dormido, largos meses,
pues grandes retos aguardan por ti, por nuestro pueblo.
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