¿ Y si yo acariciara su cuerpo,
sin tocar sus rodillas rotas,
y alivio el dolor
como una maga blanca ?
Una maga, que cura imponiendo las manos,
que vuela hacia el cielo a implorar clemencia
para un dolor que lo mata día a día,
como a cuenta gotas,
Una tortura que muerde sus nervios,
la carne que envuelve su cuerpo,
lo vuelve frágil, y sufre
Calla un grito .
Padecer injusto el tuyo,
que nos duele a los dos,
esposo y esposa,
La impotencia de contemplar la tortura
y solo besar, con el alma su rostro,
Volar encima de sus sueños,
Amarlo con dientes y garras.
Amarlo con fuerza y dulzura.
Amarlo.
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